La disciplina no es una panacea. Es un medio y necesita adaptación a las necesidades de cada paciente.
Son muchos los que piensan en Pilates como una solución mágica que cura todos los males, pero la realidad es bien distinta. Pilates es un excelente método de trabajo postural y también mental. Sus indicaciones son numerosas y muy positivas, pero la mayoría de las veces es conveniente hacer adaptaciones para conseguir lo que el cliente o paciente busca: resultados exitosos para un problema concreto.
Tres enfoques de Pilates
Si observamos cómo se ha desarrollado el Pilates a través del tiempo, podemos hablar de un Pilates Clásico (desarrollado por Joseph Pilates desde 1914 y sobre todo desde su llegada a USA en 1926 hasta su muerte en 1967), un Pilates Moderno (el desarrollado con las mejoras kinesiológicas basadas en los conocimientos actuales sobre el movimiento humano) y de un Pilates Terapéutico. Este último fue creado por Elizabeth Larkam y Corpora Pilates lo aplica en España con conocimientos extra, generados por conocimientos médicos relacionados, especialización y estudios profesionales; que resultan en un enfoque más integral o completo.
Sin embargo, si algo es importante en Pilates es que en todos los casos, sea cuál sea el tipo de Pilates, las sesiones y los ejercicios estén adaptados al cliente/paciente y no al revés. Es muy importante este punto, porque de ello depende la calidad de los resultados de un entrenamiento.
¿Cuál es el método más adecuado para cada momento?
Para empezar, debemos valorar las condiciones físicas y de coordinación del paciente/cliente. El Pilates Clásico suele iniciarse en el suelo y con ejercicios muy exigentes: el hundred es el primero y el roll up uno de los primeros. Además, para muchas personas ya es dificultoso agacharse y tumbarse en una colchoneta, luchar contra su propio peso sin ayudas externas, y finalmente levantarse tras la sesión. Por ello es sorprendente que haya fisioterapeutas que incluyen el Pilates Suelo como terapia y se olvidan de los Implementos y de las Máquinas.
Así pues, conviene adaptar la exigencia de los ejercicios a cada caso, las necesidades concretas y el estado de forma de la persona. Este es un método en el que hay que respetar los pasos para obtener resultados.
Los implementos (fit ball, gomas, aros, rulos, mini balls…) son ayudas interesantes pero su introducción debe esperar a que la persona se haya iniciado en “el vocabulario” Pilates: respiración, coordinación, fluidez, uso del “power house” o “centro”, evitar compensaciones posturales negativas… Y esto lleva un tiempo conseguirlo.
Uso de máquinas
La utilización de las máquinas sí que constituye una verdadera asistencia y facilitación para que cualquiera pueda iniciarse en Pilates a su ritmo y a sus posibilidades y para adquirir una buena capacidad física. Los muelles son resistencias que ayudan a fortalecer la musculatura profunda, la encargada de mantener la postura, y lo hacen no sólo cuando se tira de ellos sino también cuando se vuelve a la posición inicial; es lo que conocemos como
contracción concéntrica y contracción excéntrica. Ambas son potentes medios para acondicionar a los músculos. Pero es importante hacerlo con progresividad y metodología. Al mismo tiempo se movilizan diferentes articulaciones de un modo asistido, facilitado por el propio diseño de la máquina y de los ejercicios Pilates. ¡Todo un laboratorio para mejorar el estado físico!
No todo es el físico
El estado mental y la energía son esenciales. Un buen monitor profesional que diseñe una buena sesión, implica en la persona que la recibe una concentración y una precisión en el movimiento que al cabo de los 50 minutos de media que dura la sesión va creando una “memoria motriz” y a la vez un estado que mejora considerablemente muchas de las funciones mentales.
Está demostrado con numerosos estudios que con Pilates se trabaja la concentración, la memoria, el estado de ánimo, la mejora del sueño, el positivismo… O como decía Kathy Grant (una de las discípulas directas de Joseph Pilates) cuando le preguntaban para qué servía el método: “Pilates sirve para las situaciones imprevistas en las que tienes que reaccionar a tope y rápido”.
Por todo ello ha ido evolucionando el método Pilates en aspectos que las ciencias del movimiento han corregido y mejorado sobre los planteamientos iniciales de Pilates ya que el método tiene su origen en las primeras décadas del siglo XX.
Pilates Terapéutico
Este enfoque del Pilates trata de utilizar patrones y conceptos de movimiento de los ejercicios Pilates pero sin necesidad de que sean el ejercicio completo: son “frases” del ejercicio. Son partes de ejercicios repetidos con la intensidad y con la precisión suficiente que consiguen recuperar la función de una parte del organismo dañada; según las posibilidades de la persona. Ese es el éxito del Pilates: su potente capacidad terapéutica cuando está bien indicado y bien realizado.
Finalmente Pilates, como un medio para mejorar, no sólo la salud sino el rendimiento físico, necesita del apoyo de otras disciplinas deportivas en el ámbito metodológico. Por ejemplo, el uso de pesas para aumentar la potencia muscular, la fisiología del ejercicio para un buen entrenamiento cardiovascular, la metodología de las ciencias del deporte para llegar a mayores niveles de rendimiento… En definitiva, del apoyo de todo el conocimiento que se ha desarrollado desde el fallecimiento de Jospeh Pilates hasta hoy en día. Numerosos profesionales e investigadores hemos visto que uniendo varias disciplinas en torno a Pilates se consiguen resultados reales y sorprendentemente exitosos: en la salud, en la terapia, en el deporte, y en el bienestar.
Pilates no es un fin en sí mismo: pero para nosotros es uno de los mejores medios para lograrlo.
Prof. Dr. Juan Bosco Calvo. Médico. Profesor en la Universidad de Alcalá. Introductor del método Pilates en España.
Lda. Laura Cabral. Licenciada en Educación Física. Directora de Corpora Pilates. Maestra Pilates.